El informe anual Education at Glance 2022 (OECD, 2022) muestra que Chile fue el país de la OCDE que mantuvo cerradas sus escuelas por más tiempo, con un total de 259 días para todos los establecimientos educativos del país. Estudios previos al 2020 muestran que los estudiantes en modalidad remota de clases tienen peores resultados en comparación con haber atendido a una clase presencial (Fitzpatrick et al., 2020). De esta manera, es posible estimar que todos los estudiantes que formaban parte del sistema educativo en ese momento hayan visto perjudicados sus aprendizajes.
El Ministerio de Educación realizó un estudio para determinar el impacto del cierre de los establecimientos educativos y la adopción de modalidades remotas de aprendizaje (Ministerio de Educación, Centro de Estudios, 2020), estimando que la posibilidad de estudiar a distancia era de 89% en establecimientos particulares pagados, 40% en particulares subvencionados y de 27% en establecimientos públicos. Este mismo estudio muestra que las medidas para mitigar el efecto del cierre de las escuelas sobre los aprendizajes tienen un 75% de efectividad en establecimientos particulares pagados, mientras que los particulares subvencionados y establecimientos públicos tienen 31% y 18% de efectividad, respectivamente. Como resultado, en establecimientos particulares pagados se espera una reducción de aprendizajes de sólo el 15% mientras que en particulares subvencionados y en establecimientos educativos públicos esta reducción alcanzaría un 41% y 49%, respectivamente.
Estas conclusiones muestran que, a largo plazo, se requieren estrategias de apoyo que permitan corregir esta reducción de aprendizajes en los estudiantes que pasaron sus años formativos más importantes en pandemia y que pertenecían a establecimientos educativos que reciben financiamiento del Estado. La evidencia muestra que las comunidades educativas de alta pobreza experimentaron un 50% más de pérdida en rendimiento que las escuelas de baja pobreza, debido a la restricción que los primeros tenían para acceder a la educación remota o híbrida por la falta de conectividad (Ulloa, 2022). Los procesos de aprendizaje para quienes tuvieron peor acceso a internet, tiempo insuficiente para aprender debido a motivos familiares y espacio inadecuado para aprender en sus hogares, fueron menos efectivos (Roman & Plopeanu, 2021). Estas investigaciones muestran que, si bien el cierre de las escuelas afectó a todos los estudiantes de establecimientos educativos que reciben fondos del Estado, es importante priorizar a estudiantes en situaciones de vulnerabilidad.
La magnitud de la brecha existente entre estudiantes vulnerables y no vulnerables se estima a través del Sistema de Medición de la Calidad de la Educación (SIMCE). Los resultados 2022 muestran que en lectura en 4º básico existe una brecha de 55 puntos entre los grupos socioeconómicos (GSE) bajo y alto. Si bien esta diferencia se ha mantenido durante los últimos 10 años, se observa una baja de todos los GSE, especialmente en los Medio Alto y Bajo (Agencia de Calidad de la Educación, 2023).
La magnitud de esta brecha es similar para la prueba de lectura en II medio, donde se observa una caída de todos los grupos excepto el Alto. En matemática, la diferencia entre grupos socioeconómicos es de 59 puntos en 4º básico y de 92 puntos en II medio. De mayor impacto resulta el alto número de estudiantes con nivel de aprendizaje “insuficiente”, es decir, que no logran demostrar correctamente las habilidades y conocimientos más elementales del currículo. En 4º básico el porcentaje de estos estudiantes es de 32% en lectura y 45% en matemática, mientras que en II medio, este porcentaje se eleva a 53% y 54% de forma correspondiente.
En base a estas cifras se puede plantear que, en promedio, 4 de cada 10 estudiantes tiene niveles de aprendizaje Insuficientes. En cuanto a las brechas de género, las cifras del SIMCE 2022 muestran que, en matemática, hay una brecha significativa de 10 puntos entre hombres y mujeres de 4° básico, y de 7 puntos en II medio. Lo más relevante de esta diferencia es la cantidad de mujeres en niveles insuficientes de aprendizaje, llegando a 50% en 4º básico y a 56% en II medio. Esta diferencia es significativa y profundiza una tendencia que antecede a la pandemia.
La gran cantidad de estudiantes y la magnitud de los vacíos de aprendizajes hacen que la labor del establecimiento educativo requiera un apoyo adicional. Ya existen estudios que muestran cómo la alta heterogeneidad en los niveles de aprendizaje producto de la pandemia es un estresor importante para los docentes, dificultando el trabajo, sumado al alza en problemas de salud mental (Elige Educar et al., 2021; Bellei et al., 2022).
Esta combinación de alta heterogeneidad al interior de la sala de clases y condiciones precarias para fomentar los aprendizajes es una situación nueva para la escuela. En el marco de la Estrategia de Reactivación de la Lectura del Plan de Reactivación Educativa del Ministerio de Educación, una iniciativa fundamental es el Plan Nacional de Tutorías. A través de este, se ha convocado a la sociedad civil a colaborar con el fortalecimiento de los aprendizajes de las y los estudiantes, con foco en la adquisición de las competencias lectoras en el primer ciclo de educación básica, y el refuerzo de la motivación y vínculo de las y los estudiantes con su proceso educativo.
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